Comprendiendo la salinidad del cuerpo humano
El cuerpo humano está compuesto en gran parte por agua, y esta agua contiene sales minerales que regulan muchas de nuestras funciones vitales. La salinidad promedio de los fluidos internos como la saliva, el sudor y las lágrimas es de aproximadamente 9 gramos de sal por litro. Esta concentración es también la que permite la vida de muchos microorganismos que habitan dentro de nosotros, incluyendo bacterias, virus y parásitos.
El problema de las soluciones diluidas
Cuando se bebe agua de mar diluida para igualar la salinidad de nuestros fluidos corporales, como en las soluciones isotónicas, se está proporcionando un entorno ideal para que estos microorganismos sigan prosperando. Aunque este tipo de agua es beneficiosa en muchos casos, no representa un entorno hostil para virus y bacterias. En cierto modo, al igualar la salinidad del cuerpo, estas formas de vida pueden adaptarse fácilmente y continuar su ciclo.
Por eso, si el objetivo es eliminar microorganismos no deseados del sistema digestivo, es necesario crear un entorno en el que no puedan sobrevivir con facilidad. Aquí es donde entra en juego el agua de mar 100% pura.
El poder del agua de mar hipertónica
El agua de mar sin diluir, también llamada hipertónica, contiene alrededor de 36 gramos de sal por litro, una concentración mucho mayor que la del cuerpo humano. Esta alta salinidad tiene un efecto deshidratante y letal para muchos tipos de bacterias, virus y parásitos intestinales. Cuando se consume en cantidades pequeñas pero constantes, puede actuar como un limpiador natural del sistema digestivo.
Beber agua de mar pura no solo contribuye a eliminar microorganismos dañinos, sino que también ayuda a cicatrizar pequeñas úlceras o irritaciones estomacales. Gracias a su rica composición mineral, favorece la regeneración de tejidos y aporta un entorno más alcalino, que también dificulta la proliferación de ciertos patógenos.
Cómo empezar a tomar agua de mar 100% pura
Aunque beber agua de mar pura ofrece muchos beneficios, es importante comenzar con precaución. El organismo necesita adaptarse a su potente concentración mineral. La recomendación general es iniciar con pequeñas cantidades. Una buena práctica consiste en llenar un vaso de cristal con 2 o 3 dedos de agua de mar pura y completar el resto con agua potable si es necesario, o beber directamente esa cantidad y aumentar de forma gradual según la tolerancia.
No se trata de beber grandes cantidades de una sola vez, sino de integrarla poco a poco como parte de una rutina diaria. Algunas personas prefieren tomarla en ayunas, mientras que otras lo hacen entre comidas. En ambos casos, el propósito es apoyar la limpieza y protección del sistema digestivo de forma natural.