El agua de mar es un producto natural. No es un fármaco, no es un suplemento procesado, ni una bebida artificial. Por eso, no tiene una dosis rígida que se deba seguir. Se puede tomar según el cuerpo lo demande o lo necesite. Si se tiene ganas de tomar, se toma. Así de sencillo.
A diferencia de los medicamentos, que deben tomarse en horarios y cantidades específicas para evitar efectos adversos, el agua de mar funciona más como un alimento mineral. Y con los alimentos ocurre algo claro: uno los consume cuando el cuerpo lo pide, no porque lo diga un papel.
Lo importante es aprender a escuchar al cuerpo. Hay días en los que uno necesita más hidratación, más minerales, más energía. En esos días, tomar agua de mar puede ser más útil y más frecuente. En otros momentos, con menos cantidad es suficiente.
Algunas personas la toman una sola vez al día, generalmente en la mañana. Otras, dos o tres veces, repartidas a lo largo del día. Hay quienes la toman después de hacer ejercicio, al sentir fatiga, o incluso al tener molestias digestivas. Cada caso es único.
En cualquier caso, no se trata de tomar grandes cantidades. Lo más recomendable es mantener una medida equilibrada, como la altura de dos o tres dedos en un vaso, y observar cómo reacciona el cuerpo. Si hay sensación de bienestar, energía o ligereza, se puede continuar. Si el cuerpo no lo pide, no se fuerza.
¿A qué hora se puede tomar agua de mar?
Esta es una pregunta común. Y la mejor forma de responderla es con otra pregunta simple: ¿a qué hora puedo comer una banana?
Nadie se pregunta si está bien comerse una fruta en la mañana o en la noche. Lo mismo pasa con el agua de mar. No tiene un horario exacto. Es natural. Es agua con minerales. No necesita permiso.
Se puede tomar en ayunas, al iniciar el día. Muchas personas lo prefieren así porque sienten que activa el sistema digestivo, hidrata profundamente y aporta claridad mental. Otros prefieren tomarla antes de las comidas, para preparar el estómago y ayudar a la digestión. También hay quienes la consumen en la tarde, como una bebida ligera, o en la noche, para equilibrar el cuerpo antes de dormir.
En días calurosos o después del ejercicio, es especialmente útil para reponer electrolitos sin necesidad de bebidas comerciales con azúcar. Y si se mezcla con jugos naturales, se convierte en una bebida refrescante y saludable.
La clave es que no hay reglas estrictas. No es cuestión de reloj. Es cuestión de sentir.
¿Y si tomo demasiada?
Otra pregunta que suele aparecer es qué pasa si se toma mucha agua de mar. La respuesta depende del estado de salud y la forma de consumo.
Si se bebe pura en exceso, el cuerpo puede reaccionar con una ligera aceleración del tránsito intestinal, especialmente si no está acostumbrado. No es grave, pero por eso se recomienda empezar de a poco.
Por eso es tan común iniciar con mezclas isotónicas: una parte de agua de mar con tres partes de agua dulce. De esta manera, se facilita la adaptación del organismo y se evita cualquier molestia.
Como con cualquier alimento o bebida natural, lo ideal es la moderación y el sentido común. Ni mucho ni poco. Justo lo necesario.