El agua de mar es conocida por su riqueza mineral y sus propiedades terapéuticas, pero también actúa como una defensa natural contra ciertos microorganismos. Gracias a su alta concentración de sal, el agua de mar pura puede deshidratar y eliminar bacterias, virus y parásitos de forma natural, sin necesidad de agentes químicos. Este proceso se basa en un principio biológico simple: la ósmosis.
El principio de la ósmosis en acción
La ósmosis es el movimiento del agua a través de una membrana semipermeable, desde una zona con menor concentración de sales hacia una zona con mayor concentración. En el caso de los microorganismos, como bacterias o virus, su “piel” actúa como una membrana. Estos organismos suelen vivir en ambientes con una concentración de sales muy parecida a la del cuerpo humano, es decir, aproximadamente 9 gramos por litro.
Cuando un microorganismo entra en contacto con agua de mar pura, cuya concentración de sal es mucho mayor (alrededor de 36 gramos por litro), ocurre un desequilibrio osmótico.
Deshidratación del microorganismo
Al estar rodeado por un medio mucho más salado, el microorganismo empieza a perder agua rápidamente desde su interior hacia el exterior. Esto sucede porque el agua dentro del virus o bacteria intenta equilibrar la concentración de sal del entorno, atravesando su membrana celular.
Este movimiento de agua hacia afuera provoca que el microorganismo se deshidrate, pierda su forma, funciones vitales y finalmente muera. Este mismo principio se aplica al contacto directo con agua de mar o a su paso por el sistema digestivo, si se consume en pequeñas cantidades.
La membrana como frontera osmótica
La clave de este proceso es que tanto bacterias, virus como parásitos tienen membranas que permiten el paso de agua, pero no de sales. Esto los hace vulnerables al entorno hipertónico del agua de mar. En este caso, la membrana funciona como una frontera permeable que no puede evitar la pérdida de agua hacia el exterior.
¿Qué significa esto para la salud humana?
Este fenómeno permite que el agua de mar 100% pura, al ser consumida con moderación, pueda actuar como un desinfectante natural del tubo digestivo. Ayuda a limpiar el estómago e intestinos de patógenos, mientras favorece la cicatrización de pequeñas úlceras o irritaciones. Además, no daña las células humanas, ya que el cuerpo está preparado para regular el equilibrio interno a través de diversos mecanismos fisiológicos.